18/2/08

El Rococó español



Teodoro Ardemans, arquitecto de Felipe V, realiza el Palacio de la Granja de San Ildefonso (Segovia), siguiendo aún el esquema austria con colegiata-capilla en el eje del palacio, pabellón central, patio y torres, y doble ala de edificios con tejados de pizarra.
La fachada principal que da al jardín, de elegante orden gigante, es planeada por Juvara y realizada por su discípulo Sachetti.


Estos dos artistas llevan a cabo el Palacio Real de Madrid, que repite el esquema de dos pisos inaugurado por Bernini: planta noble remarcada al exterior por un orden gigante de pilastras y columnas.

Bonavia se encarga de terminar el Palacio de Aranjuez, siguiendo el estilo austria del antiguo palacio de Felipe II: bricomía de ladrillo y piedra y entorno de naturaleza urbanizada. También construye el Palacio de Riofrío (Segovia).

Rovira realiza el mejor ejemplo civil de Rococó español: el Palacio del Marqués de Dos Aguas en Valencia. También realiza la Iglesia de San Juan de la Cruz de Valencia.
En Murcia, Jaime Bort se encarga de la fachada de la Catedral, que se caracteriza por un fuerte claroscuro de entrantes y salientes en líneas mixtilíneas, rectas y curvas.

Siglo XVIII

José de Churriguera, a quien se debe el término “churrigueresco”, es el máximo representante del Barroco exaltado español. Son obras suyas el retablo de la iglesia de San Esteban en Salamanca y el Palacio y la iglesia de Nuevo Baztán (Madrid).


Su hermano, Alberto Churriguera, es autor de la Plaza Mayor de Salamanca, en colaboración con García de Quiñones. Constituye un cuadrado perfecto, con fachada de soportal a base de arcos de medio punto y medallones, tres pisos de balcones rematados por balaustrada barroca y decoración de ménsulas, frontones y pilastras. Es la plaza mayor barroca por antonomasia, cerrada al estilo borbónico y realizada en piedra.
Destacan los edificios del Ayuntamiento y el Pabellón Real de Felipe V, obra de García de Quiñones.

Narciso Tomé es el autor del Transparente de la Catedral de Toledo. Situado en la girola, produce un ilusionismo muy barroco: funde escultura, pintura y arquitectura en un efecto de luz único. También decora la fachada de la Universidad de Valladolid.

El madrileo Pedro Ribera es el otro gran artista del Barroco decorativo. Son obras suyas el Puente de Toledo sobre el Manzanares y las fachadas de los palacios de Montellano, Arcos, Miraflores… Introduce nuevos elementos arquitectónicos: el estípite fragmentado, el baquetón y los cortinajes barrocos.
Entre sus portadas más famosas destacan la del Antiguo Hospicio de Madrid, la del Cuartel del Conde Duque y la de la Ermita de la Virgen del Puerto de Madrid.

En Andalucía destaca Leonardo Figueroa, quien emplea hábilmente el ladrillo y la piedra en las fachadas. Entre sus obras, las más exuberantes del Barroco sevillano, sobresalen la portada-balcón del Colegio de San Telmo y la portada de la Iglesia de San Luis de los Franceses.

Dentro de esta fase del Barroco español, destaca la escuela gallega, que alberga una de las obras más importantes de todo el Barroco español: la fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago. Su autor es Casa y Novoa, quien ensambla perfectamente la fachada barroca en la antigua románica, protegiendo el Pórtico de la Gloria y dotando a la vez al templo de una gran luminosidad al crear una “fachada civil” de grandes ventanales. El remate-espadaña central recuerda a Ribera, mientras que la superposición de órdenes y arcos está influida por Churriguera.

Siglo XVII

Francisco de Mora supone la transición entre la escuela clasicista de finales del S. XVI y el Barroco del S. XVII. Obras como San José de Ávila, Porta Caeli y las Descalzas Reales de Valladolid son claves en esta transición.

Su sobrino Juan Gómez de Mora inicia uno de los proyectos más importantes de la corte de Felipe III, la Plaza Mayor de Madrid, donde sigue el modelo Austria implantado en Valladolid: uniformidad, bricomía de ladrillo y piedra, soportales y balcones… Constituye una plaza abierta para mercado, espectáculos y autos de fe. Además de las casas consistoriales realiza el edificio de la Panadería, que destaca por sus torres en el conjunto de la plaza.




Realiza también la Cárcel de Corte (actual ministerio de Asuntos Exteriores), con torres angulares típicas del Barroco madrileño.
Otras de sus obras más importantes son el Palacio Austria del Buen Retiro y la Clerecía de Salamanca.



En esta escuela madrileña, destacan los arquitectos jesuitas Sánchez y F. Bautista, autores de la Iglesia del Colegio Imperial de Madrid (actual Catedral de San Isidro).

En esta época, la influencia italiana llega a España a través de obras realizadas por artistas de aquel país: D. Fontana (Basílica de Loyola), Juan Bautista Crescenci (Panteón Real de El Escorial), Juan de Lobera (Catedral de Sigüenza) y Contini (Torre de La Seo de Zaragoza).

En Andalucía destacan tres figuras: Alonso Cano (arquitecto, escultor y pintor, realiza la fachada de la Catedral de Granada), Diego López de Arenas (tratadista que publica “Breve compendio de la carpintería de lo blanco”) y Sánchez Falconete (autor de la iglesia y hospital de la Caridad de Sevilla).

En Aragón destaca el sevillano Herrera el Mozo, autor de la planta rectangular del Pilar de Zaragoza.

17/2/08

Arquitectura barroca española

Tres son las características más señaladas de la arquitectura barroca española:

- Los esquemas de fachadas y plantas siguen los esquemas tradicionales. El movimiento se aprecia en los alzados tanto exteriores como interiores. Se busca el efecto de claroscuro con entrantes y salientes.

- Los materiales son pobres, sobre todo en el S. XVII. Se juega con la bricomía y la piedra se deja para las portadas, esculturas y los enmarques de los vanos.

- Los interiores se decoran disfrazando el material y se imitan mármoles de colores, con dorados, también en forjas y en enmarques de pinturas al fresco. Los retablos crean un mayor movimiento y lujo decorativo.

En el aspecto urbanístico existen grandes realizaciones. Existen dos ejemplos magníficos de ciudades barrocas del Siglo de Oro: el barrio de los Austria en Madrid y la ciudad de Santiago de Compostela en torno a la Basílica del Apóstol.

Cabe destacar un tercer tipo, fruto de la riqueza acumulada del S. XVII y del Barroco exaltado del S. XVIII: la ciudad de Sevilla.


La arquitectura barroca española tiene dos fases fundamentales:

- Durante la primera mitad del S. XVII se continúa la etapa postherreriana.

- A partir de la segunda mitad del S. XVII y durante el S. XVIII se introduce el lenguaje propiamente barroco en fachadas y plantas, de influencia italiana.

8/2/08

Arquitectura y urbanismo europeos

Los caracteres generales de esta nueva arquitectura son el predominio de la línea curva, sinuosa y dinámica en el muro y las fachadas, lo que produce efectos de claroscuro. Las líneas constructivas son confusas por la abundancia de ornamentación.

Se difunde un nuevo orden de columna salomónica.

Aparece, también, el estípite: pilastra decorada cuto fuste disminuye hacia la base.

Otro rasgo distintivo es el carácter dinámico del espacio barroco. Se busca el efecto ilusorio o grandioso de líneas de fuga hacia el infinito, eludiendo las formas geométricas renacentistas.

En los templos se mantiene el modelo de planta jesuítica, pero se añaden otros: plantas elípticas, circulares o mixtilíneas, muy decoradas, pero sobre todo movidas.

El urbanismo barroco es hereditario de los estudios teóricos del Renacimiento y de aquellas ciudades ideales de los artistas. Surge la ciudad-capital y los pueblos toman conciencia de nación.
Surge la necesidad de plantearse la ciudad de forma diferente a todo lo anterior.

El edificio forma parte del entorno que le circunda, pues se construye en función de la calle, plaza o paisaje.

Aplican la perspectiva al urbanismo, siendo así el simbolismo de la monarquía. La ciudad se convierte en la expresión de una realidad política.